LA MAGIA NUMÉRICA DEL TAROT
Simplemente pensar que partiendo del cero -un círculo perfecto que simboliza la imagen del Universo-, los números avancen en una y otra dirección -positivos y negativos- hasta perderse en el infinito, ya resulta mágico.
Y esta magia unida a la idea del infinito, la encontramos también en el significado y orden numérico del Tarot, relacionado con el ser humano, su desarrollo y sus ciclos evolutivos.
Lemniscata y arcanos mayores
Con los arcanos mayores y partiendo de -El Loco- que representa el cero, puede formarse el símbolo del infinito: ese lazo o curva cerrada que recibe también el nombre de lemniscata.
Para formar la lemniscata, El Loco se colocaría comenzando la curva del círculo de la izquierda (por abajo), y en esa dirección seguirían por su orden numérico, los demás arcanos: El Mago, La Sacerdotisa, La Emperatriz, El Emperador, El Papa, El Carro, La Justicia, El Ermitaño, y La Rueda de la Fortuna que culminaría el círculo de la izquierda para iniciar, enlazando con La Fuerza, el círculo de la derecha que, a su vez, seguiría formándose con El Colgado, La Muerte, La Templanza, El Diablo, La Torre, La Estrella, La Luna, El Sol, El Juicio y El Mundo, este último quedaría sobre La Rueda de la Fortuna, de forma que en una siguiente vuelta volvería a enlazar con El Loco para recorrer de nuevo el ciclo infinito una y otra vez.
Cada arcano, a su vez, representa en su orden numérico las potencialidades del ser humano. Así:
El Loco simbolizaría al recién nacido con todo su potencial de inocencia. Después seguiría El Mago como el despertar de la conciencia, la voluntad y ego individual. La Sacerdotisa representaría la intuición, La Emperatriz el poder de la percepción, El Emperador, el poder ejecutor y El Papa el pensamiento, estudio y deducción. Con Los Enamorados se llegaría a la adolescencia y El Carro representaría la reafirmación de la personalidad con sus aciertos y errores. La Justicia, la responsabilidad de la madurez y El Ermitaño la necesaria introspección. Sigue La Rueda de la Fortuna con los cambios y avatares del destino. Después La Fuerza que representa la capacidad de lucha y superación, El Colgado las decepciones y el aprendizaje, La Muerte las transformaciones interiores que permiten crecer. La Templanza el equilibrio y El Diablo la fuerza de los instintos. Con La Torre se llega al conocimiento del "yo superior" que implica pérdidas y abandonos necesarios, La Estrella sería la conciencia evolutiva, La Luna las inquietudes internas y El Sol la unión entre los opuestos. Por último El Juicio representaría el resurgimiento y los cambios voluntarios y El Mundo la culminación final, la última etapa, que daría paso a la siguiente.